Para muchos la oficina se ha convertido en el lugar donde pasan más horas al día. Esto implica cuidar detalladamente cada elemento, para hacer este espacio lo más confortable posible y favorecer así el desempeño de las actividades diarias.
¿Cuántas veces no hemos visitado oficinas donde el mobiliario tiene prácticamente 50 años, la pintura está en pésimas condiciones o la iluminación y ventilación es inadecuada? esto además de generar decepción entre los empleados, comunica al exterior un claro desinterés y falta de profesionalismo de la compañía en cuestión.
En un entorno empresarial cada vez más competitivo, se debe actuar a nivel de oficina y diseñar lugares con un concepto global: tanto en los espacios comunes como los puestos laborales, deben adaptarse a las necesidades operativas y de los trabajadores, favoreciendo la comunicación, la producción en equipo y el intercambio de ideas. Además, es importante pensar en el mobiliario de oficina como una inversión que le generará bienestar y productividad.
En este sentido, dentro de los elementos de la oficina, a los que tenemos que prestar más atención, es a la silla de trabajo, ya sea ejecutiva u operativa, esta es responsable de que el cuerpo pueda adoptar una postura natural y que puedas realizar las tareas de manera más eficiente.
Los empresarios que realmente se interesan por el mobiliario de su empresa, se compromete con el personal, pueden elevar en gran medida el grado de productividad y eficiencia en su negocio.
El estilo y forma de trabajo de las compañías ha cambiado notablemente en las últimas décadas, sin embargo, muchas no han adaptado sus espacios de trabajo a los nuevos valores y cultura corporativa. Algunas de ellas, no perciben la importancia que el entorno tiene para las personas y en consecuencia, para su rendimiento laboral. La optimización del mobiliario en el trabajo en algunas empresas, ha conseguido hasta un 40 % de mejora en la productividad.